

Reina Mab
Mab, la reina de las hadas, en su jaula en un “museo de ciudad”, o en la cárcel del olvido.

I.
¿Arde el sol en tus alitas, Reina Mab,
oblongas como polilla de juncal?
Yaces inerte en la cajita
que te hicieron de cristal,
y la luz por la rejilla
resucita tu pensar.
Yo te contemplo dormida,
hada hurtada a su guarida,
puesta en un museo de ciudad.
II.
¿Recuerdas aquellos cielos, Reina Mab,
complacidos por la flauta y el timbal?
Cuando bailaban los faunos
bajo el trono estelar,
y las hadas zarzamoras
cosechaban al cantar.
De Tír na nÓg la marisma
era hogar a las ninfas;
silfos volaban sobre el trigal.
III.
Llevaron armas de guerra, Reina Mab,
máquinas ruidosas de metal.
Encendieron los racimos
de la vid, y el manantial
de sangre de hada tiñeron
mientras hablaban de paz.
Tír na nÓg es hoy cenizas,
y del fauno la siringa
no se oye en la quietud sepulcral.
IV.
¿Late el corazón cautivo, Reina Mab,
cuando miras a esta loca humanidad?
Ya no cree en el prodigio
el ilustre racional;
a la infancia del mundo
llama mito irreal.
A la madre de los libres
en la tierra aún sin mal,
encerraron en tumba de cristal.
V.
¿Miéntenme los ojos ciegos, Reina Mab?
Pues lejano percibo tu aletear.
Al museo me han traído
las historias que mamá
me contaba cuando niño
sobre un hada de verdad.
No por anciano indefenso,
se han borrado los recuerdos
que me diste cuando empezaba a soñar.
VI.
Claro oigo tu quejido, Reina Mab,
la cabeza dolida al levantar.
¡Toses sangre de repente
sobre el alto pedestal;
los pulmones requemados
truenan al tú respirar!
Letal fue el humo maldito
que asoló el bosque caído,
mientras gemías un madrigal.
VII.
¿Puedo aliviar tu pena, Reina Mab,
mientras toses en tu celda sin cesar?
La niebla ante los ojos
me hace lento el caminar.
¡Tu sollozo punza el alma,
y no puedo yo ayudar!
¡Vuela ahora como lo hicieras,
al solar de las higueras,
si las alitas vencen el vendaval!
VIII.
Cuando esta noche vuelva, Reina Mab,
exhausto, del museo al hogar,
le confiaré a mi nieta
que en un tiempo sin igual,
del elfo era la gruta
y de la ondina el brocal.
Le contaré turbado:
“Antes del siglo material,
cual río corría la magia
y a las hadas regía Mab,
de mi niñez amiga,
madre del mundo ancestral.”