“Como bien sabemos, un sello de calidad es un distintivo con el que se puede demostrar que dicho producto o servicio presenta una calidad por encima de lo normal”.
Inicié mi recorrido en el mundo matero cuando tenía 15 o 16 años, el motivo: conectar en un momento especial con alguien especial: mi hermana, que ya era una universitaria y yo quería imitarla en todo.
Esos mates generaron el espacio único donde yo escuchaba atentamente y saboreaba con cada sorbo sus aventuras.
Hoy, el mate es mi compañero matutino y muchas veces vespertino, representa tranquilidad. Lo considero un compañero para cualquier momento: el estudio, el trabajo o como una excusa para juntarme con amigos.
Mi cita con él, por la mañana antes de arrancar con mis actividades.
El tiempo ha pasado, mi hermana ya no es universitaria, y yo he crecido, pero el mate sigue siendo el sello de mis vínculos especiales, hoy, con la persona que amo, mi novio.
Te describo la escena: caliento agua, coloco la yerba en el mate agregando un chorro de agua tibia; cuando el agua termina de calentarse pongo un poquito de esa agua caliente al mate, para que la yerba no se queme, pero tampoco se enfríe. Y allí comienza el momento especial junto a mis dos mejores compañías, mi novio, por supuesto y mi imperial de calabaza.
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